Con la llegada del nuevo curso escolar, muchas familias se enfrentan de nuevo a rutinas, horarios y objetivos académicos. Pero este momento del año es también clave para observar con detenimiento cómo se desenvuelven nuestros hijos en el entorno escolar y social. ¿Se adapta bien? ¿Sigue el ritmo de la clase? ¿Le cuesta expresarse o entender lo que se le pide?
Detectar posibles dificultades a tiempo puede marcar la diferencia en el desarrollo del niño. Como logopeda, quiero ayudarte a identificar algunas señales de alerta que podrían indicar la necesidad de una valoración profesional.
Lo que es importante y primordial a tener en cuenta es que cada niño se desarrolla a su propio ritmo, pero existen ciertos hitos y comportamientos esperables según la edad. A continuación, te detallo algunos aspectos importantes a tener en cuenta al comienzo del curso:
Uno de los indicadores más evidentes de posibles dificultades es el lenguaje oral.
- Tiene un vocabulario muy limitado para su edad.
- Utiliza frases muy simples o incompletas.
- Le cuesta contar lo que ha hecho o expresar una idea.
- Omite palabras funcionales como preposiciones o artículos.
- Pronuncia mal algunos sonidos (por ejemplo, la “r”, “s” o grupos consonánticos).
- Se frustra o evita hablar en grupo.
Es importante destacar que no todos los errores del habla son preocupantes, pero si persisten más allá de la edad esperada, es recomendable consultar con un profesional.
En las etapas de educación infantil y primaria, se espera que los niños empiecen a reconocer letras, formar palabras y comprender lo que leen.
- Confunde letras que suenan parecido (como la “d” y la “t”).
- Invierte letras o palabras (por ejemplo, escribir "al" en lugar de "la").
- Tiene dificultades para recordar cómo se escriben palabras comunes.
- Le cuesta asociar sonidos con letras.
- Muestra poco interés por la lectura o se frustra con facilidad al leer.
Estos pueden ser signos de dificultades específicas del aprendizaje, como la dislexia, que pueden mejorar notablemente con intervención temprana.
Más allá del lenguaje, hay otras habilidades cognitivas fundamentales en el entorno escolar.
- Tiene problemas para seguir instrucciones simples o secuenciales.
- Se distrae fácilmente o necesita mucha repetición para entender algo.
- Le cuesta planificar tareas o seguir una rutina.
- Pierde materiales, no termina las actividades o se salta pasos.
Estas dificultades pueden afectar tanto su rendimiento académico como su autoestima. A veces están relacionadas con trastornos del lenguaje, otras veces con dificultades de atención o inmadurez en funciones ejecutivas.
La parte emocional y social también es muy relevante, por lo que no podemos dejarla atrás.
- ¿Se relaciona con otros niños de forma adecuada?
- ¿Entiende las bromas, las normas del juego o los turnos de palabra?
- ¿Tiende a jugar solo o tiene conflictos frecuentes con sus compañeros?
- ¿Le cuesta iniciar o mantener conversaciones?
Los desafíos en esta área pueden deberse a dificultades en la comprensión del lenguaje, pero también a otras condiciones como el trastorno del espectro autista (TEA) o problemas emocionales.
¿Qué se debe hacer en caso de detectar estas señales?
Detectar una dificultad no implica poner una “etiqueta”. Muy al contrario: supone una oportunidad de ofrecer a tu peque las herramientas que necesita para avanzar con seguridad y confianza.
Si notas una o varias señales de alerta, lo más recomendable es consultar con un especialista. En una evaluación logopédica, se valoran aspectos como el lenguaje comprensivo y expresivo, la pronunciación, la memoria verbal, la conciencia fonológica, y otros componentes relacionados con el aprendizaje. El trabajo entre familia, colegio y profesionales es clave. Desde la logopedia podemos ofrecer pautas, apoyo y sesiones de intervención adaptadas a cada caso. Cuanto antes se actúe, mejores serán los resultados, recordar siempre que es mejor actuar a tiempo que dejar que el tiempo actúe.
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