Una profesión versátil con un impacto real

La logopedia es una profesión fundamental poco reconocida, sobre todo en el ámbito clínico. Cuando pensamos en un logopeda, es común asociarlo únicamente con la corrección de trastornos del habla en niños. Sin embargo, esta profesión es mucho más amplia y diversa.

Área clínica: hospitales y rehabilitación.

Dentro del entorno clínico, el logopeda se convierte en una pieza clave del equipo de salud. Se trabaja con personas de todas las edades, desde neonatología hasta geriatría, que presentan alteraciones en la comunicación, el lenguaje, la voz, el habla, la audición, la succión o la deglución. Algunos de los casos más comunes que atiende son:

Trastornos del habla y del lenguaje en niños: como dislalias, retraso del lenguaje o trastorno específico del lenguaje (TEL).

Afasias y disartrias, tanto en adultos como en niños: secuelas de daño cerebral adquirido, como ictus o traumatismos craneoencefálicos.

Problemas de voz: disfonías funcionales u orgánicas, tanto en adultos como en profesionales que dependen de su voz (docentes, cantantes, locutores).

Trastornos de la deglución (disfagia): comunes en personas mayores o pacientes neurológicos.

Trastornos del espectro autista (TEA) y otras condiciones del neurodesarrollo.

El logopeda clínico puede desempeñarse en hospitales, clínicas privadas, centros de rehabilitación, residencias geriátricas o incluso en consultas propias.

Área educativa: centros educativos.

En el entorno educativo, el logopeda cumple una función preventiva, diagnóstica y de intervención que favorece el desarrollo del lenguaje y la comunicación en los estudiantes. Su trabajo es crucial para asegurar la igualdad de oportunidades en el acceso al aprendizaje.

Entre sus principales funciones en este ámbito destacan:

Detección temprana de dificultades del lenguaje o del habla.

Intervención directa con alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE), como dislexia, dislalia, tartamudez o problemas de comprensión.

Colaboración con el equipo docente: asesoramiento sobre estrategias pedagógicas que favorezcan la comunicación y el aprendizaje de los estudiantes.

Fomento del lenguaje oral y escrito: trabajando tanto en contextos individuales como grupales.

A pesar de la importancia de los logopedas en el entorno educativo, en algunas comunidades autónomas existen limitaciones en cuanto a su presencia en centros públicos. En Canarias, por ejemplo, la Consejería de Educación no permite que los logopedas trabajen en los colegios públicos. En su lugar, esta función es cubierta exclusivamente por los maestros especialistas en Audición y Lenguaje (AL).

Esta decisión ha sido objeto de debate dentro del sector, ya que muchos profesionales consideran que ambas figuras —logopedas y maestros AL— pueden y deben complementarse para ofrecer una atención más completa y especializada al alumnado con dificultades en la comunicación.

Sin embargo, con la ayuda del Colegio de Logopedas de Canarias se espera que hayan cambios en relación a este ámbito y que se incluya a los logopedas, también, como personal educativo.